Este video fue el resultado de un trabajo escolar para la materia de Cine Documental en el año 2000. Este blog lo reedita en este 2009 para su publicación en la red.
En la época prehispánica, el pulque era una bebida ceremonial, por lo que su consumo sólo estaba permitido a ciertas personas: ancianos y sacerdotes, principalmente. De hecho, el abuso de este fermento era castigado de forma severa cuando se descubría al bebedor en estado de ebriedad. En el calendario adivinatorio (tonalpohualli) nahua existía un día nefasto relacionado con el pulque: era el día dos-conejo (ome-tochtli), en el cual, el infortunado que naciera en esta fecha quedaba destinado a ser un borracho.
En la actualidad, el pulque es una bebida poco demandada, sólo algunas poblaciones rurales del centro del país continúan con su producción, para venta local y consumo personal. Ya no existe la distribución de antaño (años 40-80 del Siglo XX), en donde destacaban singulares establecimientos para el expendio del elixir del maguey: las pulquerías. Llegaron a ser tan famosas éstas que hasta escenarios de películas fueron. Todavía, quedan por ahí algunas “pulcatas” medio escondidas, pero la mala fama que han sufrido tras del auge que gozaron auguran su pronta extinción. Por ello, si se desea disfrutar de los efectos placenteros de la llamada, comúnmente, “bebida de los dioses” habrá que visitar alguno de los pueblos donde todavía se prepara: Otumba, en el Estado de México y Apan, en el estado de Hidalgo, sobre todo.