Again, Mr. Cameron?
A noventa y nueve años de los festejos del tercer centenario de nuestra independencia, se reestrenó por segunda vez la película “más taquillera de la historia del cine”, Avatar (2009) en sólo cuatro salas nacionales. El atractivo ahora no fueron los minutos extras de pietaje, sino la oportunidad de apreciarla en una sala 4DX; ¡wow! Ojalá que, quienes fueron a verla, no se hayan sofocado con la atmosfera irrespirable de Pandora. Confiamos en que se les haya proporcionado la máscara de oxigeno respectiva. En cuanto al objetivo del reestreno… sí, el dinero. ¿Por eso las películas de James Cameron serán las más taquilleras?
La plurimultitemática de Avatar o las ideas tomadas de aquí, allá y acullá.
A pesar de que el también director de Titanic se ha empeñado en decir que la historia de Avatar es producto de las experiencias de toda su vida, de toda su infancia, pues, según él, creció en un ambiente rural amando la naturaleza y bichos que podía observar, es cierto que esta película de los alienígenas azules es en lo más mínimo un trabajo innovador, aunque la soberbia del canadiense lo haya llevado a afirmar que se trataba de un guión original (http://www.ew.com/ew/article/0,,20007998,00.html) que escribió en sólo dos semanas. A la par de su “amor” por la madre tierra, Cameron ha mencionado que otra fuente de inspiración para “concebir” esta película es su gusto por la ciencia ficción y la fantasía. Luego entonces… Lo interesante aquí es que, aunque la “originalidad” de Avatar haya abrevado de lo antes dicho, resulta curiosa la revisión de otras obras cinematográficas muy parecidas que, incluso, más de alguna rayaría en el plagio. Por eso, ante los sombrerazos James ha tenido que aceptar, al menos, la influencia de la obra del escritor estadounidense Edgar Rice Burroughs (el creador de Tarzán) y de la película de Kevin Costner, Danza con lobos (1990). Otros títulos con semejanzas argumentales son: Dunas (David Lynch, 1984), La selva esmeralda (John Boorman, 1985), Jugando en los campos del señor (Héctor Babenco, 1991), La princesa Mononoke (Hayao Miyazaky, 1997), Identidad sustituta (Jonathan Mostow, 2009), la edulcorada Pocahontas (Mike Gabriel, 1995) y la mexicana Cabeza de Vaca (Nicolás Echevarría, 1991). Fuera de pantalla, la novela de Poul Anderson, Call Me Joe es de una similitud tal que se le ha exigido a Cameron le dé el crédito correspondiente. Después de hacer este breve escrutinio, trataremos de aportar otra similitud de carácter histórico con el filme de James: la historia del español Gonzalo Guerrero quien, tras naufragar en las costas del hoy estado de Yucatán, logró adaptarse a la cultura maya, llegando a comandar ejércitos en contra de su propio pueblo, los conquistadores españoles.
Historia de un naufragio
El naufragio de Gonzalo Guerrero fue un acontecimiento que le cambiaría la vida y le daría un lugar (poco valorado) en la historia de México. Nació en el puerto de Palos (Huelva) alrededor de 1470. En su juventud fungió como arcabucero en la conquista de Granada que concluyó en 1592. En la primera década del siglo XVI, Guerrero partió para América a buscar fortuna como la mayoría de los españoles que emigraron al continente recién descubierto. En agosto de 1511, en un viaje a cargo del capitán Valdivia entre el Darién (frontera Panamá-Colombia) y la Española (Santo Domingo), la embarcación en la que iba Guerrero socavó en unos bajos frente a la isla de Jamaica. Lograron salvar la vida unas dieciocho personas en un pequeño batel que estuvo a la deriva por ocho días. Al menos una decena de ellos lograron llegar a tierra y sólo cinco sobrevivieron (otra versión menciona cuatro) al ataque de una tribu de la etnia de los Cocomes, quienes los sacrificaron y comieron in situ. Este pequeño grupo que sobrevivió, en el que iban dos marineros, una mujer, Gonzalo Guerrero y el religioso Jerónimo de Aguilar que, a la postre, se convertiría en pieza fundamental de la conquista al ser uno de los traductores de Hernán Cortés, fue conducido a la aldea para un futuro sacrificio. De algún modo, los cinco logran escapar para, días posteriores, ser capturados por otra tribu, los Xiúes de Xamanhá, donde, en vez de ser alimentados para el sacrificio, se convierten en esclavos. Debido a los rudos trabajos que realizaban mueren la mujer y los dos marineros. El cacique de Xamanhá, Taxmar, se compadece de los dos extranjeros sobrevivientes y les reasigna tareas menos pesadas a las que venían realizando, incluso llegan a participar como guerreros y es a partir de allí que la vida del arcabucero empieza a sufrir un cambio radical: su aculturación.
El nuevo mundo
Como se observa, la vida de Gonzalo Guerrero es digna de pantalla, a ver quién es el guapo que se aviente a filmarla. Existen dos versiones noveladas; una por Eugenio Aguirre. Por lo pronto, a manera de pinceladas argumentales, algunas coincidencias con el Avatar de Mr. Cameron. Quien quita y el canadiense podría seguir los pasos de Gibson viniendo a filmar el apocalipsis de los mayas.
Subtitulamos este apartado como “nuevo mundo” porque, precisamente desde finales del siglo XV y gran parte del XVI, eso significó la América para los europeos. Imaginemos la impresión que tuvieron Cristobal Colón y sus hombres cuando vieron con detalle las islas descubiertas. La carta del primer viaje (1493), atribuida al almirante Genovés, es prueba del asombro por la tierra, la vegetación, la gente y las cosas novedosas, a pesar de las exageraciones en el relato. Recordemos que el pensamiento de ese tiempo permitía esas licencias fantásticas. Qué decir de las crónicas posteriores conforme se adentraban al continente, diría Bernal Díaz del Castillo: “nos quedamos admirados y decíamos que parecía a las cosas y encantamiento que cuentan en el libro de Amadís”. Así, nuestros protagonistas, Gonzalo Guerrero y Jake Sully, llegan a un mundo nuevo, los dos han sido soldados. En esos nuevos mundos viven nativos con armas poco desarrolladas, arcos y flechas como las principales. Mucha de la vegetación y la fauna que observan también son novedosas y dignas de admiración.
La prueba de valor como rito iniciático.
En el camino del héroe, el rito de iniciación cumple un papel fundamental en tanto le otorga a éste la pertenencia a la colectividad. En los casos que nos atañen, Jake Sully y Gonzalo Guerrero primero son aceptados por la tribu para, en reciprocidad, aprender de ellos también. Conforme conviven con sus culturas adoptivas se les permite una mayor interacción y en consecuencia, en algún momento, habrán de participar en los rituales de iniciación. Es claro en el caso de Avatar, cuyo proceso de aceptación culmina cuando logra dominar al Toruk, el ave guerrera que sólo los más valientes han podido domar. En el caso del español, la prueba llegó antes de los ritos iniciáticos: Todavía al servicio del cacique Taxmar, Gonzalo Guerrero participa en pequeñas guerras en contra de los enemigos de los Xiúes destacándose como buen soldado, incluso se especula que les enseñó a estos últimos la utilidad de la falange macedonia en combate, logrando así importantes victorias para sus amos y prestigio para él. Tanto así fue estimado que tiempo después es regalado al Halach Uinic (cacique) de Ichpaatún de la tribu de los Cheles, Na Chan Can, quien, a su vez, lo obsequió a su Nacón (Capitán general), Ah Balam. Es aquí donde Gonzalo tendrá la prueba para demostrar su valor. Una ocasión, en que tuvo que cruzar con su amo un caudaloso río un lagarto prendió del brazo al maya y se lo arrancó. Antes de que el animal matara a Ah Balam, Gonzalo Guerrero se lanzó a luchar con la bestia y la venció. Con esta hazaña, el natural de Palos logró su libertad, el reconocimiento y aceptación como uno de los suyos de la tribu maya y su respectivo ascenso en la escala social. El proceso de aculturación se daría progresivamente y, ahora sí, participaría en algunos rituales de iniciación. En su novela, Eugenio Aguirre los describe lo más cercano a la realidad histórica.
El amor como elemento de arraigo definitivo.
En algún momento de sus vidas, enmarcadas en una próxima e inevitable guerra entre los dos mundos, los protagonistas tendrán que elegir en cuál bando pelear. Tanto en la historia de Gonzalo Guerrero y la ficción de Cameron, el amor es el elemento que determina la elección y el arraigo definitivo de los hombres para con su nueva cultura. Jake Sully se enamora de Neytiri y se une a ella. Gonzalo se casa con la hija de Na Chan Can, Ix Chel Can (conocida también en la actualidad como Zazil Há). Con ella tuvo tres hijos y tanta fue su integración al mundo maya que, durante una plaga de langosta, el español permitió que se sacrificara a su primogénita en el cenote sagrado de Chichén Itzá para calmar la ira de los dioses. Respecto de la elección de bando, Bernal Díaz del castillo nos da cuenta de ello cuando Hernán Cortés supo que entre los mayas vivían dos españoles a quienes envió una carta y sus famosas cuentas de vidrio como rescate. Tras varios días, solamente regresó a la costa el religioso Jerónimo de Aguilar y contó las razones que le dio Gonzalo Guerrero por las que no regresaría a su vida como español: “«Hermano Aguilar: Yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras; íos vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¡Qué dirán de mi desque me vean esos españoles ir de esta manera! E ya veis estos mis hijitos cuan bonicos son. Por vida vuestra que me deis desas cuentas verdes que traéis para ellos, y diré que mis hermanos me las envían de mi tierra». Y ansimismo la india mujer del Gonzalo habló al Aguilar en su lengua, muy enojada, y le dijo: «mira con qué viene este esclavo a llamar a mi marido; íos vos y no curéis de más pláticas». Y el Aguilar tornó a hablar al Gonzalo que mirase que era cristiano, que por una india no se perdiese el ánima, y si por mujer e hijos lo hacía, que las llevase consigo si no los quería dejar. Y por más que le dijo y lo amonestó, no quiso venir”.[1]
El traidor combate al hermano
El traidor combate al hermano
Después de su elección, ambos personajes son tachados de traidores. En cuanto a la guerra, tanto en Avatar como en la historia de la conquista de América, la superioridad del ejército invasor es indiscutible y en el caso de los indios mesoamericanos este fue uno de los factores principales de su derrota; el otro fue que, a diferencia de las tribus pandorianas, las de América no se unieron en contra del enemigo común (bueno, James Cameron optó por el final feliz). En los dos casos, uno de los principales motivos de las hostilidades fue la ambición: los gringos (ah, porque en Avatar son los gringos los que) pretenden el control de un mineral muy costoso llamado unobtainium, en el caso de los europeos es la codicia del oro. La guerra desigual se lleva a cabo. Los dos lideran los combates pues sus conocimientos del otro implican cierta ventaja, además, en las dos batallas, los nativos conocen a la perfección el territorio, ambos guerreros manejan un discurso mesiánico de la no extinción de su cultura (en el caso de Guerrero se supone y, de nuevo, lo infiere la novela de Eugenio Aguirre). Lo que sí está documentado es el supuesto ataque preventivo de Gonzalo Guerrero en contra de sus compatriotas en 1517, antes de la conquista de Yucatán. Decíamos que, debido a su desempeño como soldado, y en parte por su matrimonio, Guerrero alcanzó el grado de Nacón, dirigiendo y enseñando tácticas de guerra europeas a los (nuevos) suyos. De acuerdo al testimonio de Jerónimo de Aguilar cuando fue “rescatado” Bernal Díaz del Castillo cuenta que Gonzalo “estaba casado y tenía tres hijos, e que tenía labrada la Cara y horadadas las orejas y el bezo de abajo, y que era hombre de la mar, de Palos, y que los indios le tienen por esforzado; e que hacía poco más de un año que cuando vinieron a la punta de Cotoche un capitán con tres navíos (parece ser que fueron cuando vinimos los de Francisco Hernández de Córdoba)* que él fue inventor que nos diesen la guerra que nos dieron, y que vino él allí juntamente con un cacique de un gran pueblo”,[2] afirma del Castillo.
Posteriormente, durante la conquista de Yucatán se tienen noticias de que Gonzalo Guerrero combatió primero a Francisco de Montejo y luego a su hijo. Para 1531, el capitán Alonso de Avila reportó a Montejo que Guerrero había muerto, pero los indios informantes le habían mentido porque, en realidad, Gonzalo murió el 13 de agosto de 1536, en una batalla en contra de españoles en Puerto Caballos, Honduras, de acuerdo con una carta del gobernador español de aquel territorio, Andrés de Cereceda: “Y arcabuceros y otras personas combatiendo la entrada o salida del albarrada al río y en la proa de la canoa una pica de artillería, que con lo uno y lo otro hizo tanto daño a los indios hasta que ellos, de su voluntad, se vinieron a dar a la obidiencia y servicio de vuestra majestad. Dijo el cacique Cicimba como, antes que se diesen, con un tiro de arcabuz se había muerto un cristiano español que se llamaba Gonzalo Aroza que es el que andaba entre los indios en la provincia de Yucatán veinte años ha y más, que es éste el que dicen que destruyó al adelantado Montejo. Y como lo de allá se despobló de cristianos, vino a ayudar a los de acá con una flota de 50 canoas para matar a los que aquí estábamos antes de la venida del adelantado [...] Y andaba este español, que fue muerto defunto, labrado el cuerpo y en hábito de indio”.[3]
Árbol de la vida
Una última coincidencia entre la “original” Avatar de James Cameron y la cultura maya que adoptó a Gonzalo Guerrero es la figura del árbol sagrado. En el caso del filme son tres los árboles primordiales de los Na’vi (esos suspiritos azules): el árbol madre (Kelutrel), es la casa del clan Omaticaya y el mayor yacimiento de unobtainium; el árbol de las voces (Utraya Mokri), aquí se pueden escuchar las voces de los ancestros y el árbol de las almas (Uitraya Ramuno), en él se encuentra la mayor manifestación de la deidad principal, Eywa. Para los mayas, simplemente la ceiba (Ya´ax ché) es su árbol sagrado. En él se representa la idea del cosmos que fungía como enlace entre el cielo la tierra y el inframundo. Los antiguos mayas celebraban rituales bajo su follaje. En ambos casos el árbol sirve como medio de comunicación entre lo profano y lo divino.
La amenaza del regreso de Avatar
Avatar podrá considerarse como una película que revoluciona la técnica de la tercera dimensión, pero que se considere como un producto original de la mente de James Cameron, no. Quedó demostrado que no son pocas las historias de ficción de las que pudo haber abrevado el alienante director de Aliens para “concebir” su historia y si no lo hizo que alguien le diga que existen historias parecidas a la suya, no sólo dentro de la ficción cinematográfica y literaria, sino también en los anales de la historia, al menos en la de México sí las hay. Ojalá que la humildad de Eywa ilumine al millonario director al momento de escribir el argumento de la segunda y tercera parte de Avatar. Sí, efectivamente, ya amenazó que va por más y más lana taquillera.
[1] Díaz del Castillo Bernal, La historia Verdadera de la conquista de la Nueva España, Tomo I, Editores Mexicanos Unidos, p. 65
*Los paréntesis son de Bernal Díaz del Castillo.
[3] Archivo General de Indias, Sección Gobierno, Audiencia de Guatemala, legajo nº 39, Remez nº 6. Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Gonzalo_Guerrero