Entrevista que le realicé a la escritora Mónica Lavín, publicada en el suplemento cultural de la Jornada el 23 de enero de 2011. Aquí el enlace: Monica Lavín
lunes, 7 de febrero de 2011
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Nevería ambulante en Pátzcuaro, mich., Mex.
En la cabina del IMER
Blog de Luis Enrique Flores A. (LEFA), periodista. Este blog contiene algunos trabajos periodísticos de LEFA. La temática y los motivos son diversos. Las publicaciones tienen un caracter de difusión cultural.
VISITA MIS SECCIONES
ME ACUERDO
Me acuerdo de que, recién púbero, en el vagón del metro una mano tocó mis partes y tuve una erección pensando que era una mujer muy guapa, pero ella descendió en la siguiente estación y la mano seguía allí; era la de un hombre barbado.
Me acuerdo de la primera vez que le llegué a Citlalli en primero de secu y me dijo que no.
Me acuerdo de la segunda vez que le llegué a Citlalli en segundo de secu y me dijo que no.
Me acuerdo de la tercera vez que le llegué a Citlalli en tercero de secu y me dijo que sí, pero al siguiente día dijo que siempre no.
Me acuerdo de los copetes de aquanet de mis compañeras de escuela y de las rejas que usaban como portafolios.
Me acuerdo de que lo único que recuerdo del mundial México 86 fue que, con mi madre, fuimos a la avenida a mirar el contingente de aficionados daneses y escoceses que se dirigían al estadio.
Me acuerdo de cuando se me antojaban unas “canelitas”, pero no tenía para comprarlas.
Me acuerdo de cuando tenía para comprar unas “canelitas”, pero ya no se me antojaban.
Me acuerdo de mi primer beso en la boca, a los seis años. Me lo dio una vecina con tal de que me comiera una manzana que me había regalado.
Me acuerdo de otra vecina muy bonita que, cuando bajaba al patio a lavar y traía falda o vestido, yo salía a jugar canicas con la intención de que rodaran hacia donde estaba ella.
Me acuerdo del mundial Italia 90. Lo que más me gustó fue el himno: un’ estate italiana, por eso decidí estudiar italiano.
Me acuerdo del temblor del 85, yo brincaba en la cama y si mi madre no me dice que temblaba, no me hubiera dado cuenta.
Me acuerdo de que mi papá me llevaba a las luchas y una vez subí al ring a saludar al “Hombre Araña” y me puse a llorar porque me dio miedo.
Me acuerdo de mi primer texto -en en la secu-, fue una carta a los Reyes Magos, estaba muy cursi y cuando terminé de leerla ante mis compañeros, me aplaudieron. Luego supe que tenía que dedicarme a algo relacionado con la escritura.
Me acuerdo de las caricaturas que más me han agradado: “Las aventuras de Tom Sawyer” y “Pépero”, que, por cierto, muy pocos recuerdan esta última.
Me acuerdo de los chicharrones preparados con cueritos.
Me acuerdo de la cueriza que me dio mi tío Pepe por leer (?) sus revistas Play Boy; yo qué culpa, si las tenía a la vista, sobre su buró.
Me acuerdo de que, después de la cueriza, mi tío Pepe me regaló el libró de “Drácula”, de Bram Stoker. Me gustó mucho.
Me acuerdo de la primera vez que visité una comunidad indígena. Me sorprendió tanto su forma de vida que, de algún modo, eso contribuyó a que me gustara la historia del México prehispánico.
Me acuerdo de la única vez que fui al Palacio Chino, antes de pertenecer a una cadena de cines. Proyectaron “La sociedad de los poetas muertos”.
Y tú, ¿de qué te acuerdas?
Me acuerdo de la primera vez que le llegué a Citlalli en primero de secu y me dijo que no.
Me acuerdo de la segunda vez que le llegué a Citlalli en segundo de secu y me dijo que no.
Me acuerdo de la tercera vez que le llegué a Citlalli en tercero de secu y me dijo que sí, pero al siguiente día dijo que siempre no.
Me acuerdo de los copetes de aquanet de mis compañeras de escuela y de las rejas que usaban como portafolios.
Me acuerdo de que lo único que recuerdo del mundial México 86 fue que, con mi madre, fuimos a la avenida a mirar el contingente de aficionados daneses y escoceses que se dirigían al estadio.
Me acuerdo de cuando se me antojaban unas “canelitas”, pero no tenía para comprarlas.
Me acuerdo de cuando tenía para comprar unas “canelitas”, pero ya no se me antojaban.
Me acuerdo de mi primer beso en la boca, a los seis años. Me lo dio una vecina con tal de que me comiera una manzana que me había regalado.
Me acuerdo de otra vecina muy bonita que, cuando bajaba al patio a lavar y traía falda o vestido, yo salía a jugar canicas con la intención de que rodaran hacia donde estaba ella.
Me acuerdo del mundial Italia 90. Lo que más me gustó fue el himno: un’ estate italiana, por eso decidí estudiar italiano.
Me acuerdo del temblor del 85, yo brincaba en la cama y si mi madre no me dice que temblaba, no me hubiera dado cuenta.
Me acuerdo de que mi papá me llevaba a las luchas y una vez subí al ring a saludar al “Hombre Araña” y me puse a llorar porque me dio miedo.
Me acuerdo de mi primer texto -en en la secu-, fue una carta a los Reyes Magos, estaba muy cursi y cuando terminé de leerla ante mis compañeros, me aplaudieron. Luego supe que tenía que dedicarme a algo relacionado con la escritura.
Me acuerdo de las caricaturas que más me han agradado: “Las aventuras de Tom Sawyer” y “Pépero”, que, por cierto, muy pocos recuerdan esta última.
Me acuerdo de los chicharrones preparados con cueritos.
Me acuerdo de la cueriza que me dio mi tío Pepe por leer (?) sus revistas Play Boy; yo qué culpa, si las tenía a la vista, sobre su buró.
Me acuerdo de que, después de la cueriza, mi tío Pepe me regaló el libró de “Drácula”, de Bram Stoker. Me gustó mucho.
Me acuerdo de la primera vez que visité una comunidad indígena. Me sorprendió tanto su forma de vida que, de algún modo, eso contribuyó a que me gustara la historia del México prehispánico.
Me acuerdo de la única vez que fui al Palacio Chino, antes de pertenecer a una cadena de cines. Proyectaron “La sociedad de los poetas muertos”.
Y tú, ¿de qué te acuerdas?
¿Y tu nieve...?
Nevería ambulante en Pátzcuaro, mich., Mex.
LEFA PRODUCTOR
En la cabina del IMER
